viernes, 9 de marzo de 2012

Argentina Luchetti*


Venimos de una de las semanas más precarias de los últimos tiempos.
Cincuenta y un argentinos pobres murieron como consecuencia del desmanejo en materia de transporte. Ninguna de las alertas que oportunamente se expusieron (informes de la AGN, de la CNRT, etc) fueron atendidas. La corrupción no solo implica robar plata, también mata.
Esta situación de descontrol llegó a su pico máximo cuando la ministra Garre anunció que la Policía Federal no dará más seguridad en el Subte.
Acto seguido y de modo intempestivo el Jefe de Gobierno, Mauricio Macri, informó que deja sin efecto el convenio de traspaso de Subtes firmado hace más de un mes con el gobierno Nacional; convenio con principio de ejecución dado que el aumento de tarifas ya se había implementado.
Lo que deja claro este conflicto es el cambio de estrategia del Kirchnerismo para con uno de los pocos distritos adversos. Recordemos que el partido de gobierno lo que si controla eficientemente son los distritos provinciales. De 24 controla 19. Al margen quedan San Luis, Sante Fe, la Ciudad de Buenos Aires y algo de Córdoba y Corrientes. Cuando no las gana las compra, así paso con Chubut, Tierra del Fuego y Santiago del Estero por ejemplo.
Vamos al cambio de estrategia k. Podemos dar por terminada la etapa caracterizada por el intento de seducir electoralmente a los porteños con figuras peronistas pero no tanto, como fue el caso de Daniel Filmus. Ahora estamos en una etapa superior en donde de lo que se trata es de ahogar al Gobierno de la Ciudad a como de lugar.
En el marco de un proceso mayor denominado de “sintonía fina” (en definitiva un ajuste perfumado) el gobierno Nacional le tiró por la cabeza al de la Ciudad el manejo del Subte. El 3 de enero pasado un furioso pero contenido Macri firmó el convenio de traspaso ante las risas socarronas del vicepresidente de la Nación Amado Boudou y del ministro Julio de Vido.
En la actualidad la suerte de estos dos últimos ha cambiado notoriamente, al vicepresidente le florecen testaferros, en tanto el ministro de Planificación ha quedado tan golpeado como la formación que no pudo frenar en Once.
El choque del Sarmiento deslegitimó a estos funcionarios y Mauricio Macri, ni lerdo ni perezoso, aprovechó para romper el convenio de traspaso.
Ahora bien, el jefe de gobierno tampoco puede mostrar una gestión eficiente, y de haberla tenido quizá hubiese enfrentado de mejor manera la embestida del gobierno nacional. Pero esto no ocurrió y hoy el gobierno está paralizado. La audaz promesa de campaña de realizar 10 kilómetros de subte aparece junto a Macri cada vez que uno lo ve en la televisión o lo escucha por radio y pone en duda sea cual fuese su argumentación de turno.
Idas y venidas entre dos gobiernos que no se quieren, que no comprenden el grado de responsabilidad que tienen sus acciones y sus omisiones. Dos gobiernos que no reconocen que 51 argentinos pobres murieron en un choque de trenes absolutamente evitable. Dos gobiernos que no hacen nada por sacarnos esa sensación de víctimas potenciales que tenemos a la hora de viajar en tren o en subte.
Como esas paradojas del destino en el día del Transporte un millón y medio de usuarios metropolitanos de subtes y trenes quedaron nuevamente a la deriva por paros, falta de seguridad y servicios deficientes.
Pero no podría ser de otro modo. En la Argentina Luchetti todas las decisiones son así, rapiditas. No demandan nada de esfuerzo ni de compromiso. Nos sacamos un quilombito de encima con decisiones poco nutritivas, que a lo sumo engordan pero no alimentan.
Así viajamos, gorditos de ilusiones y promesas incumplidas.

*nota publicada el jueves 1 de marzo en mi blog www.estatodoescribido.blogspot.com

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