320 días
viajando por el exterior se pasó Mauricio Macri desde que es Jefe de Gobierno
de la Ciudad.
Luego de la
tormenta, cuando las aguas se aquietaron nos enteramos de que Macri estaba en
San Martín de los Andes, que su ad later,
Horacio Rodríguez Larreta se encontraba en Miami y Carolina Stanley, Ministra
de Desarrollo Social, en Punta del Este. Ninguno de estos funcionarios decidió
adelantar sus respectivos viajes, algo que fue reprochado por otros ministros y
funcionarios que debieron poner la cara ante tal descalabro.
Un legislador
del socialismo se quejaba, a través de su cuenta en Twitter, de que los
integrantes más relevantes de este gobierno no vivían en la ciudad de Buenos
Aires. Los casos más llamativos son los del Ministro de Hacienda Horacio
Grindetti, que dedica mucho de su tiempo a hablar de su querida Lanus y que de
hecho fue candidato a intendente por este distrito en las últimas elecciones y
María Eugenia Vidal que tiene su morada en Morón.
Los integrantes
de este gobierno no usan corbatas, usan camisas de tonos cálidos, se muestran
felices ante la vida, desestructurados y reticentes ante la “gente tóxica” que
reclama o denuncia por las condiciones en la cuales vive. Y por sobre todas las
cosas le rinden culto al modo de gestión part-time. Primero se disfruta la
vida, luego se conforman los equipos que trabajarán por ellos.
En definitiva se sigue
abordando a la Ciudad como si fuera un trampolín para otras candidaturas
menoscabando la noción de gestión y sobre todo de transformación.
En una
meditada puesta en escena, Macri siempre irrumpe en la arena pública como “candidato
a presidente”; en conferencias de prensa prefabricadas intenta polemizar por
los grandes problemas del país y del mundo, aparece hablando de temas que no
hacen a la gestión en sí. Fue así que se mostró alarmado por el proyecto del
Ejecutivo con relación a la expropiación del 51% de las acciones de YPF y tomó
prestada, por los pocos minutos que duró esta conferencia de prensa, la base
argumental de Repsol y del gobierno del Partido Popular.
Ahora bien, es
evidente el deterioro de la calidad de vida en la Ciudad de Buenos Aires siendo
los motores de esta situación el desmanejo del Subte, el incumplimiento por
parte del Gobierno de la Ciudad de la Ley de Basura Cero, que hace que nos
hayamos acostumbrado a convivir con la basura en las calles, y el descontrol de
las construcciones amparadas por la complicidad de la Dirección General de
Fiscalización de Obras y Catastro.
Buenos Aires
reclama una gestión que esté a la altura de esta maravillosa ciudad que crece y
se transforma sin pausa, no por decisión de encumbrados dirigentes sino por que
está en su naturaleza. Se necesita un gobierno local. Y esto no es una
deshonra. Un Jefe de Gobierno que pueda pasearse por el mundo mostrando lo que
hizo y no inventando agenda, escondiendo infinitos viajes que no tienen otro
fin que el ocio y el placer.
Políticos con vocación
de servicio, especializados y apasionados por los temas de Buenos Aires escasean
como los recursos hidrocarburíferos. Ahora bien, lo que sí parece agotarse definitivamente es el tiempo de
los dandys, de los políticos casual de
la ingestión.
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